¿Cómo hago para comprender si tengo la vocación?

2.¿Cómo hago para comprender si tengo la vocación?

Parece como si la vocación fuéra una “extraña enfermedad”, por lo general se trata de una atracción hacia las cosas de Dios, una llamada del Señor a seguirle más de cerca.

Tratemos de individuar al gunos “síntomas” analizando la llamada de los Apostoles Andrés y Juan, entre los primeros llamados a formar parte de la Familia de Jesús. El Apósto San Juan, nos dejó un bellisimo testimonio en su Evangelio (Jn. 1,35-42). Andrés, en el momento de la llamada era ya un hombre formado, mientras que Juan era un joven adolescente, ambos eran discipulos de Juan el Bautista y junto con él esperaban la venída del Mesias, el Salvador de Israel, que daría al pueblo un futuro de paz y de justícia.

De esta situación podemos individuar el primer síntoma:
Andrés y Juan son hombres que desean construir un mundo mejor y buscan la persona justa que les diga que cosa deben hacer. Tu también tiénes en el corazón el deseo de cosas grandes, de ponerte al servicio de los demás, de ser constructor de una história y de una sociedad mejor y justa, pero a veces te das cuenta que las fuerzas humanas son insuficiéntes, tenemos la necesidad de una persona que no desepcione.
Retomemos el testimonio de Juan: un día Juan el Bautista, viendo pasar a Jesús, dice: “He aquí el Cordero de Dios”. Esas palabras suscitan en Andrés y Juan el deseo de seguir a Jesús (Cf. Jn. 1,36-37)

Aquí podemos delinear el segundo síntoma:
Te sientes atraída de quien te habla de Dios y te proyecta una realidad diferente de la natural, te plantea la posibilidad de poder trabajar en la realización del reino de Dios désde ahora. La atracción es por aquel sacerdote o por aquella religiosa, que tiene siempre una sonrisa para todos y que dan testimonio con su vida que son felices a pesar de no tener nada propio. Les observas, casi para tratar de comprender su secreto. Así Andrés y Juan que seguían al Bautista, se sentían atraidos de lo que él anunciaba, de su vida austera, pero el Bautista los manda a seguir a Jesús: “Yo no soy el Cristo…” (Jn. 1,20) Juan y Andrés siguen a Jesús, que inesperadamente los interroga: ¿Que buscan?, los dos responden: “¿Rabbí, dónde vives?” (Jn. 1,38).

En este punto descubrimos un tercer síntoma:
Se trata de un deseo confuso en el corazón, que en cada logro alcanzado (graduación, primer lugar en una competencia, el trabajo, el noviasgo comprometido…) no se ha apagado; o bien te puedes encontrar con un imprevisto en el proyecto que tenías para tu vida (un fracaso, una enfermedad…) y no logras comprender el sentido, pero intuyes que tal véz se necesitaba cambiar de camino, porque te falta algo o Alguien. Por lo tanto la pregunta de Jesús: ¿Que casa buscas?, y no puedes hacer otra cosa que responder a esta con otra pregunta: “¿Maestro, dónde vives?, ¿Dónde puedo encontrarte?”.

Jesús dice a Andrés y a Juan: «Vengan y lo verán», ellos van a su casa, se quedan por todo un día. Fué tan importante aquel encuentro, que Juan, a los ochenta años cuando escribe su Evangelio, señala: “Era alrededor de las cuatro de la tarde” (Jn. 1,39).

Nos encontramos ahora en el cuarto síntoma:
Solo lo puedes experimentar cuando te quedas en Su casa, junto al Santísimo Sacramento del Altar, donde inicia un diálogo silencioso de amor entre Jesús y tu, siente sus ojos puestos en ti, que te observan con amor, y escucha sus palabras: “ven y verás”. Entonces tu corazón inicia a palpitar y tus pensamientos vuelan a aquella comunidad religiosa, donde te sientes en casa propia… y también tu, como Juan, jamás podrás olvidar la hora exacta del primer encuentro.

Un quinto síntoma de la vocación, consiste en un deseo incontenible de decir a todas las personas: “He encontrado a Jesús y soy muy feliz” inesperadamente te parecerá haber encontrado la solución a la infelicidad humana: “Todos deberían buscar a Jesús”, y te pasará como a Andrés que cuando encuentra a su hermano Pedro le dice: “Hemos encontrado al Mesias” y lo lleva a Jesús (Jn. 1,41-42).

Cada vocación es única e irrepetible y si miras hacia tu propia história con ojos de fe, descubrirás muchos otros sintomas de este camino extraño “enfermedad de amor” que se llama Vocación.