REVELAME QUIEN SOY!

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Después de terminar mis estudios, inicié a trabajar, pero después de algunos años la perdida del trabajo me puso en crisis. Con determinación inicié a estudiar de nuevo, para poderme “reciclar” en el mercado laboral.

Cotidianamente me detenía en la iglesia, para la santa misa y la Adoración Eucaristica, permanecia por horas enteras, reflexionando sobre que cosa no había funcionado; luego comence a pensar que las horas que pasaba de frente a Jesús, no me traían ninguna utilidad, antes bien, perdia tiempo en el estudio y en la búsqueda de trabajo. Este pensamiento me dió mucho miedo!. Pedí ayuda a un buen sacerdote, para que me ayudara a enteder la voluntad de Dios. Era claro que yo hacía coincidir la voluntad de Dios con la voluntad mia, comportandome de este modo, le impedía al Señor de realizar el proyecto de felicidad, que el había escrito para mi désde toda la eternidad: trabajar en su viña como esposa de Jesús.

Este proyecto no lograba entenderlo precisamente del todo, porque consederaba la vida religiosa como una limitación de la libertad personal y de otro lado veía a las religiosas como “personas quedadas”.

Me refugiaba continuamente a hacer oración al Santuario de la Virgen de la Revelación y hacía siempre la misma oración: “revelame quien soy”.

El encuentro con las Misioneras de la Divina Revelación, ha sido la respuesta: pero para no darme a conocer, las observaba con mucho interés y discreción, era importante para mi entender si ellas eran realmente esposas felices.

Durante un encuentro de catequesis para jovenes, escuche el testimonio de la hermana Priscila, que por amor a Jesús había decidido de convertirse en misionera!. Finalmente comprendí que la vida religiosa, es cuestión del amor a una persona, Jesús.

Después de muchos días de batalla interior, en la cual repetia continuamente que todo era una invención mia y no una real llamada.
Finalmente el 26 de enero de 2003, a las 19:35, en el santuario de frente a la Virgen de la Revelación, le dije a la Madre Rebecca, superiora de las Misioneras de la Divina Revelación: “Dios ha vencido”, ha derrivado todos los obstaculos. Que debo hacer?

Désde entonces pertenezco a la familia de las Misioneras de la Divina Revelación y como ellas, también yo soy una esposa deseada y amada de Jesús, al servicio de la iglesia para llevar a Dios a todas las almas.

Hermana Maria Inés.