Una visita especial a un cementerio entre el 1 y el 8 de noviembre

Una visita especial a un cementerio entre el 1 y el 8 de noviembre para las almas del Purgatorio

El mes de noviembre es el tiempo litúrgico cuando la Iglesia nos llama a orar por las almas santas del Purgatorio. Con la fiesta de Todos los Santos (1° de noviembre) y la de las Almas Santas del Purgatorio (2 de noviembre) reflexionamos en el vínculo que existe entre nosotros que estamos aquí en la tierra, los santos que están en el Cielo y las almas santas que Están expiando sus pecados en el Purgatorio.

La Iglesia siempre nos ha enseñado, y los santos nos lo han recordado, que las almas del purgatorio reciben un gran alivio de nuestras oraciones por ellas. En la carta encíclica Spe Salvi, el Papa Benedicto XVI nos ofreció esta reflexión sobre la oración por las almas de nuestros seres queridos: ” Así, mi intercesión en modo alguno es algo ajeno para el otro, algo externo, ni siquiera después de la muerte. En el entramado del ser, mi gratitud para con él, mi oración por él, puede significar una pequeña etapa de su purificación. Y con esto no es necesario convertir el tiempo terrenal en el tiempo de Dios: en la comunión de las almas queda superado el simple tiempo terrenal. Nunca es demasiado tarde para tocar el corazón del otro y nunca es inútil.  “(Papa Benedicto XVI, Spe Salvi n. 48)


Visitar cementerios con la familia para rezar por las almas de sus seres queridos puede convertirse en una práctica real. Nuestra fe nos consuela porque sabemos que nuestros seres queridos todavía están con nosotros y que nuestras oraciones pueden ayudarlos a entrar en la dicha eterna del Cielo. Sin embargo, para alentar la práctica de la oración por los muertos, la Iglesia ha garantizado una indulgencia plenaria que se puede aplicar a las almas del Purgatorio si los fieles visitan un cementerio para rezar por los muertos entre el 1 y el 8 de noviembre. Para obtener una indulgencia, además de visitar un cementerio en el tiempo indicado anteriormente, las condiciones son: la Sagrada Comunión, la oración por las intenciones del Papa (Credo, Padre Nuestro , Ave María, Gloria al Padre) y un sincero desapego del pecado. (ver Constitución Apostólica sobre Indulgencias No. 7 y 8)

Recibir una indulgencia plenaria significa que el alma del difunto está libre de un castigo temporal debido a los pecados cometidos en la vida y que finalmente puede entrar al Cielo.

Por esta razón, es una gran gracia aplicar esta indulgencia a nuestros seres queridos fallecidos o tal vez incluso a alguien que no tiene a nadie que ore por él.