Porta Fidei

 

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El Año de la Fe

A su llegada, convocaron a los miembros de la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto la puerta de la fe a los paganos (Hch 14,27)

Con esta cita biblica el Santo Padre Benedicto XVI, inicia su carta apostólica “Porta Fidei” (la puerta de la fe) con la cual programó para el próximo 11 de octubre de 2012 el Año de la Fe.

La Fe, la presenta como una puerta que introduce a la comunión con Dios y permite el ingreso a la Iglesia. El Papa decidió proclamar el año de la fe, porque en este año se recuerdan dos aniversarios fundamentales para la Iglesia: el cincuantesimo aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, convocado por el Beato Juan XXIII (11 de octubre 1962), y el vigésimo aniversario de la promulgación del Catecismo de Iglesia Católica, ofrecido a la Iglesia por el Beato Juan Pablo II (11 octubre 1992). Recordando estos dos ventos, el Papa espera que la Iglesia entera tome “consciencia exacta de su fe, para revivirla, purificarla, confirmarla y para confesarla” (Porta Fidei n. 4)

La fe es una cosa que vive, es un encuentro que da significado a la vida y no solo un conocimiento. En ella se encuentra la alegría del encuentro con Cristo, por ser capaces de dar testimonianza.

Para vivir mejor y más intensamente el año de la Fe, la Congregación pera la Doctrina de la Fe, dió algunas Indicaciones pastorales, destacado en primer lugar que el año de la fe pretende “Contribuir a una renovada conversión al Señor Jesús y al descubrimiento de la fe, con el fin de que todos los miembros de la Iglesia sean testigos creíbles y alegres del Señor resucitado en el mundo de hoy, capaces de indicar a las tantas personas en busqueda de la “Puerta de la fe”. Esta “puerta” abre los ajos del hombre hácia Jesucristo, presente entre nosotros «todos los días hasta el final del mundo» (Mt 28,20). El nos muestra que «el arte de vivir» se aprende «en una intensa relación con Èl» (Congregación de la Doctrina de la Fe, Indicaciones pastorales para el año de la Fe, 7 enero 2012).

Las indicaciones para el año de la Fe pretenden favorecer ya sea el encuentro con Cristo a través de auntecticos testigos de la fe, ya sea con el conocimiento más profundo de sus contenídos. Se trata de propuestas que tienen la intención de solicitar la diligente responsabilidad eclesial de frente a la invitación del Santo Padre a vivir en plenitud este año como un especial «tiempo de gracia». Para todos los creyentes, el año de la fe ofrecerá una ocasión propicia para aprofundizar el conociemiénto de los principales Documentos del Concilio Vaticano II y el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica. Además de este criterio muy importante, la Congregación para la Doctrina de la Fe solicita a los Pastores de la Iglesia a aplicarse, en los nuevos lenguajes de la comunicación “para promover trasmisiónes televisivas y radiofónicas, film y publicaciónes, también a nivel popular y accesible a un amplio público, sobre el tema de la fe, de sus principios y contenídos y sobre el significado aclesial del Concilio Vaticano II. Además se espera un conocimiento de los verdaderos testigos de la fe que son los Santos y los Beatos. Será por lo tanto oportuno que las Conferencias Episcopales se apliquen en difuendir el conocimiento de los santos del propio territorio, utilizando, entre otros, los modernos medios de comunicación social.

Otra indicación pastoral respecta la relación entre fe y arte. En este sentido, se sugiere a las Conferencias Episcopales de valorizar adecuadamente, en función catequística y eventualmente en conlaboración ecuménica, el patrimonio de las obras de arte disponibles en los lugares confiados a su cuidado pastoral. Esta indicación es para las Misioneras de la Divina Revelación particulamente importante, porque nos exhorta a continuar en el camino de nuestra “Catequesis con Arte” que desde hace algunos años desempeñamos en la ciudad de Roma, valorizando el patrimonio historico-artistico de la ciudad con el fin de descubrir las raíces de nuestra fe cristiana.

Que este año sea una ocasión privilegiada para compartir lo que para el cristiano tiene más valor: Jesucristo, Redentor de hombre, Rey del Universo, «autor y perfeccionista de la fe» (Hb 12,2)

Respondamos con alegría a esta invitación y preparemonos a vivir con amor y compromiso el próximo año de la fe.