Las Madres “Verdes” Misioneras en Roma

Al pasar por la ciudad escuchamos frecuentemente susurrar: “¿Habías visto alguna vez religiosas “verdes?” “¿Quiénes son?” Algunos se maravillan: “Serán las “madres de la esperanza”, “madres ecológicas”, “bio-madres…”. Otros a veces dicen: “serán las madres de la “Gruta de las Tres Fuentes”.

SuoreVerde

Sí, somos exactamente nosotros. El color verde de nuestro hábito recuerda el manto de la Virgen de la Revelación aparecida en Roma en la Gruta de las Tres Fuentes el 12 de abril de 1947.

Sobre la Vía Laurentina, cercano al lugar donde San Pablo sufrió el martirio con su decapitación, la Virgen María se manifestó con un libro ceñido al corazón a tres niños y a su padre protestante Bruno Cornacchiola, convirtiéndolo.

¿Qué cosa significa aquel libro que la Virgen aprieta sobre su corazón? El libro es la Palabra de Dios o Divina Revelación… y el Evangelio de Lucas dice que “María meditaba todas estas cosas en su corazón” (2,19). La Virgen custodia la Palabra, de hecho aquello que no penetra dentro de nosotros no puede ser amado ni custodiado.

Las Misioneras de la Divina Revelación han acogido esta enseñanza y desean profundamente conocer y amar a Cristo Señor a través de una intensa vida interior y de difundir su Palabra con una amplia misión apostólica que se traduce para nosotras religiosas “Verdes” una urgencia, un acto de amor hacia esta generación confundida…

El secreto de una competente Misionera de la Divina Revelación es perder la cabeza por Jesús, esto es, estudiar y poseer su Palabra, encontrarlo cada día en la Eucaristía para nutrirse de Él. Una competente Misionera “Verde” zumba como una abeja en torno al Tabernáculo, ama a la Virgen María y obedece al Santo Padre, “Dulce Cristo en la Tierra” y tiene una particular atención a todo lo bello que resplandece en el culto divino…

Cada Misionera de la Divina Revelación es tal porque con su comunidad forma un cuerpo único que ama fraternamente, ¡quien hace apostolado lo puede hacer porque hay una comunidad que reza!

A la Madre Prisca, nuestra querida fundadora que ha trazado el surco de nuestra comunidad, va todo nuestro agradecimiento.