12 de abril 1947-28 de abril 1947: la espera de una señal

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Es el 28 de abril 1947 y han pasado 16 dias de aquel 12 de abril y Bruno está todavía aturdido y desalentado por todo lo que ocurrió en la colina de las Tres Fuentes.
Regresamos un momento a aquella tarde de primavera cuando la Bella Señora de la Revelación se presentó a él y a sus tres hijos convirtiéndolo del protestantismo al catolicismo y revelándole secretos esconditos en el Corazón de Dios.

Las profecías de las Tres Fuentes, llenas de profundidad, se quedan cerradas en el corazón de Bruno que, según las indicaciones de Maria, sólo podía hablar con un sacerdote que reconocería así:

“A cada sacerdote, que encuentraras en tu camino tu diras: “Padre, necesito hablarle”. Si el te contestarà con esta palabras: “Ave Maria mi hijo, que quires?” y te monstrarà otro sacerdote diciendote:” Aquello haze para tu caso” tu no te callar de lo que vees y escribes. Sé fuerte, este sacerdote fue ya preparado para todo lo que tiene que hacer”.

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Don Albino Frosi

La fervorosa búsqueda de la persona a la que finalmente Bruno podría revelar todo lo que había sucedido, no terminaba. Bruno estaba agotado, angustiado y profundamente perturbado y el fracaso en la búsqueda del sacerdote lo había llevado a querer simplemente poner fin a todo, hundiendo esta hisotria que habia entrado en su vida en el abismo de la muerte, anunciada también para sus familiares. Pero este hombre era sólo el instrumento que la Virgen había escogido para decirle al mundo algo grande.

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Don Gilberto Carniel

Era el 28 de abril, de ese fatal año en la vida de Bruno y su último intento de encontrar el sacerdote sigue la sugerencia de su esposa Yolanda, que está profundamente perturbada por las siniestras intenciones de su marido: ir a su parroquia de Ognissanti (Todos los Santos) en la zona de San Giovanni de Roma.

De mala gana, dadas las repetidas perturbaciones causadas a menudo por él en ese lugar católica, pero impulsado por la desesperación, Bruno va a la iglesia y, al ver a un sacerdote, ahora se dirige a él como la Virgen le había indicado. Finalmente, después de días y días de angustia y confusión, las palabras entrecortadas llegan a oídos de Bruno: “Ave Maria mi hijo, que quires?”. Aquí está la señal esperada, aquí está la confirmación celestial, aquí es la caricia de la Virgen al alma del hijo. Era proprio Ella que había querido hablar con él aquel 12 de abril, ella misma había querido traerlo a la Iglesia, ella misma habia querido que Bruno fuese el instrumento de  difusión de sus palabras.

A partir de aquel 28 de abril, la historia de Bruno están llevando a cabo en una confirmación constante de lo que había sucedido. El sacerdote que Bruno finalmente a encontrado, lo ayudará a volver a la Iglesia Católica y a entregar el mensaje al Santo Padre Pío XII.

Todo esto sucede en el día en que la Iglesia conmemora uno de los santos más mariano de la historia, San Luis de Montfort, y, en sus palabras, que no parece ser un hilo conductor de todo este asunto, podemos concluir esta reflexión:

“La plenitud de nuestra perfección consiste en ser conformes, vivir unidos y consagrados a Jesucristo […]Ahora bien, María es la creatura más conforme a Jesucristo. Por consiguiente, la devoción que mejor nos consagra y conforma a Nuestro Señor es la devoción a su Santísima Madre. Y cuanto más te consagres a María, tanto más te unirás a Jesucristo”.
(Del «Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen» de san Luis María Grignion de Montfort)

Dios nos bendiga
Y la Virgen nos proteja