nuestra señora reina de la paz en santa maría la mayor

 

En la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, los peregrinos veneran la estatua de María, Reina de la Paz, un poderoso símbolo de esperanza en un mundo marcado por la guerra y la violencia.

La Estatua de María, Reina de la Paz

Dentro de la basílica, la extraordinaria estatua de María, Reina de la Paz, atrae a fieles de todo el mundo.

Comisionada en 1918 por el Papa Benedicto XV para celebrar el fin de la Primera Guerra Mundial, la estatua fue esculpida por el artista romano Guido Galli. Aún hoy, sigue siendo un lugar de devoción y una poderosa llamada a la oración por la paz.

María está representada sentada en un trono de mármol policromado. Su manto cae en suaves pliegues y su vestido finamente bordado envuelve con gracia su cuerpo. Su mirada solemne se dirige hacia abajo, mientras su mano alzada parece proclamar: “¡Basta! ¡No más guerra!”

El Niño Jesús está en su mano derecha, sosteniendo una rama de olivo, esperando la señal de su Madre para soltarla. A los pies del trono, una paloma extiende sus alas hacia la rama, lista para llevársela. Rosas y lirios en la base simbolizan la belleza, la esperanza y el renacimiento que trae la paz divina.
María, Reina y Reina de la Paz

La Iglesia venera a María como Reina del Cielo y de la Tierra, y en numerosas ocasiones la invocamos como Reina de la Paz, confiándole la gracia de transformar el corazón de los hombres y mujeres para que busquen la paz.

Desde el inicio de su pontificado, el Papa León XIV invitó a los fieles a orar por la paz. Durante su última audiencia, los instó a implorar al Señor:

“Que nos conceda la paz y la justicia, y seque las lágrimas de quienes sufren a causa de los conflictos armados”.

Siguiendo la invitación del Papa, sigamos rezando con confianza a nuestra Madre, diciendo:

“María, Reina de la Paz, ruega por nosotros”.