Si tu conocieras el Don de Dios

dono-dio“Si tu conocieras el Don de Dios”, es una frase que Jesús dice en el episodio de la Samaritana en el pozo de Sicar que esta citado en el Evangelio de San Juan en el capítulo 4, versículos del 1 al 10 (Jn 4,1-10). Busquemos de comprender juntos estas palabras de Jesús; metamonos en la escena maravillosa, como si fueramos espectadores directos.

Jesús provenía de Judea y se dirigía a Galilea, para poder llegar allá “debía atravesar la Samaria” (v.4). el verbo griego utilizado por San Juan, debía, expresa una necesidad que es parte de los planes de Dios: Dios Padre quizo que su Hijo pasara por Samaria y que se encontrara con la Samaritana. Por lo tanto, es Dios quien da siempre el primer paso.

Jesús, cansado, se sienta en el pozo, solamente porque sus discipulos fueron a comprar que comer a la ciudad.

En el Antiguo Testamento, el pozo era considerado el lugar de los encuentros importantes: el siervo de Abraham encuentra en el pozo a la futura esposa de Isaac, Rebeca como está escrito en el capítulo 24 del Génesis (Gen 24,11-15).

[11] Allí hizo arrodillar a los camellos junto al pozo, en las afueras de la ciudad. Era el atardecer, la hora en que las mujeres salen a buscar agua. [12] Entonces dijo: «Señor, Dios de Abraham, dame hoy una señal favorable, y muéstrate bondadoso con mi patrón Abraham. [13]Yo me quedaré parado junto al pozo, mientras las hijas de los pobladores de la ciudad vienen a sacar agua. [14]La joven a la que yo diga: «Por favor, inclina tu cántaro para que pueda beber», y que me responda: «Toma, y también daré de beber a tus camellos», esa será la mujer que has destinado para tu servidor Isaac. Así reconoceré que has sido bondadoso con mi patrón».
[15] Aún no había terminado de hablar, cuando Rebeca, la hija de Betuel – el cual era a su vez hijo de Milcá, la esposa de Najor, el hermano de Abraham – apareció con un cántaro sobre el hombro.

También Jacob encontró a su futura esposa Raquel (Gen 29,1 ss). Y Moisés encontró a su futura esposa Sipora, como esta escrito en el Èxodo (Ex 2,15 ss).

Jesús espera la llegada de la Samaritana: Es siempre Èl, quien da el primer paso para llegar al encuentro.

La mujer Samaritana llega al pozo de Sicar porque necesitaba sacar agua para las actividades de la vida cotidiana. Va en una hora inusual, la hora sesta, (según el cómputo romano equivale al medio día), la hora más calurosa del día, porque era segura que a esa hora no encontraba ninguna persona, sin embargo, el Señor esperaba su llegada.

La mujer encuentra ahí, a Quien le revela su verdadera identidad, le dice «Tienes razón al decir que no tienes marido, porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad». Y Jesús se revela claramente en ella como el Mesías y de esta forma “revoluciona” su vida, convirtiendola y dandole un verdadero sentido a su vida.

Leyendo el pasaje evangelico, es como si nos encontraramos en el pozo de Sicar, porque Èl nos ha llamado a escucharlo.
Como la Samaritana, también nosotros estamos “sedientos”, pero el riego es que vamos a saciar nuestra sed a “cisternas agrietadas” como dice el profeta Jeremías (2,13). Sin embargo el Señor nos ofrece «el agua viva que brota para la Vida eterna» (Jn 4,14). Solo acudiendo a la “fuente” del agua viva encontraremos el sentido de nuestra vida y obtendremos un profundo conocimiento de nosotros mismos.

Y este es el verdadero Don de Dios.