Basílica de Santa Cruz en Jerusalén

 

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El objetivo de la visita es detenerse un momento sobre el evento histório de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Serémos compañeros de vieje de Santa Elena, madre del Emperador Constantino, que sus 78 años no tuvo miedo de emprender un largo viaje, para recuperar las memorias de la fe cristiana en los lugares en los cuales Jesús transcurrió su vida. Podrémos ver los mudos tetigos de la muerte de Cristo: las reliquias de la cruz; en modo particular nos acercarémos a un testigo privilegiado de ese acontecimiento: la sabana santa, de la cual en esta basilica se conserva una reproduccion exacta.

Otros puntos para reflexionar los tendrémos visitando la tumba de Nennolina, una niña de seis años que supo afrontar el sufrimiento con mucho valor.

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