Cuarto día: Novena al Sagrado Corazón de Jesús

Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad

“Horno de caridad”. El horno arde. Al arder, quema todo lo material, sea leña u otra sustancia fácilmente combustible. El Corazón de Jesús, el Corazón humano de Jesús, quema con el amor que lo colma. Y éste es el amor al Eterno Padre y el amor a los hombres: a las hijas y los hijos adoptivos. El horno, quemando, poco a poco se apaga. El Corazón de Jesús, en cambio, es horno inextinguible. En esto se parece a la "zarza ardiente" del libro del Éxodo, en la que Dios se reveló a Moisés. La zarza que ardía con el fuego, pero... no se "consumía" (Ex 3, 2).

Corazón de Jesús - horno ardiente de caridad. El horno, mientras arde, ilumina las tinieblas de la noche y calienta los cuerpos de los peregrinos ateridos. Hoy queremos rogar a la Madre del Verbo Eterno, para que en el horizonte de la vida de cada una y de cada uno de nosotros no cese nunca de arder el Corazón de Jesús - horno ardiente de caridad. Para que Él nos revele el Amor que no se extingue ni se deteriora jamás, el Amor que es eterno. Para que ilumine las tinieblas de la noche terrena y caliente los corazones. (Papa San Juan Pablo II, Ángelus del 23 de junio de 1985)

El Señor Jesús nos reveló el amor gratuito y universal del Padre. De su corazón traspasado surgió la fuente de toda gracia y bendición.

Dirijamos con confianza nuestras oraciones al Sacro Corazón de Jesús y digamos:

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

 

 

Oh, Jesús, que quisiste ser traspasado por la lanza para que de tu corazón abierto, al brotar el agua y la sangre, naciera tu esposa la Iglesia,

-haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Jesús, rey y centro de todos los corazones, que con amor eterno nos amas y nos atraes con misericordia,
-renueva tu alianza con todos los hombres.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Jesús, Señor nuestro, en quien habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad,
-haz que participemos de tu naturaleza divina.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Jesús, único maestro, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento,
-danos, mediante la Iglesia, el conocimiento de la multiforme sabiduría de Dios.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Jesús, Hijo de Dios, en quien el Padre se complace,
-enséñanos a escuchar con perseverancia tu palabra.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Jesús, hermano nuestro, de cuya plenitud todos hemos recibido,
-concédenos la abundancia de tu gracia y de tu verdad.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Jesús, salvador nuestro, fuente de vida y de santidad,
-haz que seamos santos e irreprochables por el amor.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Oración

Te pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del amor que resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias cada vez más abundantes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.