Para que el 2013 sea un año “bueno”

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En este nuevo año que apenas inicia, muchas veces nos hemos deseado “¡buen año!”

¿En qué sentido un año puede ser “bueno”?

Para la mayor parte de las personas un año “bueno” significa: no tener alguna enfermedad, alguna pena, contrariedad o preocupación, que todo sonría y sea propicio, que hayan buenos ingresos y no demasiados impuestos, que los sueldos aumenten y disminuyan los precios, que los medios comuniquen cada día buenas noticias. En pocas palabras, que no se tenga ningún problema.
Para el cristiano, bueno es un año en el cual los gozos y las contrariedades sirven para amar un poco más a Dios.

Cualquier año puede ser “bueno” si utilizamos la gracia que Dios ha reservado para nosotros y que puedan convertir en bienes la más tremenda de las desgracias. Tenemos poco más de 300 días para dejar que Dios obre en nuestras vidas, Dios nos ha dispuesto todas las ayudas de las cuales tenemos necesidad para que sea un “buen año”. No desperdiciemos ni siquiera un solo día.

La Iglesia abre cada año nuevo con la fiesta de María, Madre de Dios; nos pone un ejemplo para imitar, María es una mujer, una creatura como nosotros y ¡ha podido engendrar a Dios! ¿Puede una creatura humana engendrar a Dios? Es éste un problema urgente para nuestra fe, si la respuesta es afirmativa, significa que ¡también nosotros podemos engendrarlo!

¿Cómo es posible todo esto?

La Virgen María ha engendrado en su vientre a Jesús, el Hijo de Dios, porque ha creído en la Palabra de Dios (Cf. Lc 1, 45).
El mundo nos dice que en nuestra vida no hay lugar para Dios. Nuestro razonamiento es la medida de todas las cosas, es verdad sólo aquello que probamos y sentimos, hay que tener todo inmediatamente, debemos autorrealizarnos y todo aquello que lleva el sabor del compromiso y del sacrificio va eliminado. Dios, al contrario, se nos ha presentado, no como un cualquiera que exige, sino como Alguien que se dona. Dios en María ha encontrado disponibilidad y recibimiento, son estos los requisitos para que Dios pueda obrar. La Maternidad de María es obra de Dios, María es Virgen, su situación objetiva es de impotencia para la generación de la vida, pero su respuesta a Dios: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según su palabra” (Lc 1, 38), la ha abierto a la fecundidad. Nosotros, a través de la Gracia recibida en el Bautismo, tenemos la facultad de transformarnos en “tierra fecunda” como María, capaz de generar obras de vida, podemos convertirnos en fuentes de luz para el prójimo.

No nos corresponde a nosotros decidir qué cosa hacer, ya que es Dios quien actúa, para comprender nuestra tarea hay que preguntarle a Él. El 2013 será un año “bueno” si cada día decimos a Dios: “Habla Señor, que tu siervo te escucha”. De cada uno de nosotros puede venir tanto bien, y cuando lleguen las caídas, el error ó el desánimo, empecemos inmediatamente, en muchas ocasiones el camino pasará a través del sacramento de la Penitencia.

Que el 2013 sea para todos un “buen año”, un año a cuyo término podamos presentarnos al Señor con las manos llenas de horas de trabajo ofrecidos a Dios, de apostolado con los amigos, de innumerables actos de caridad hacia quien está cercano a nosotros, de muchas pequeñas victorias, de encuentros irrepetibles en la Santa Comunión.

¡Que la Virgen María, que honramos con el título de Virgen de la Divina Revelación, nos conceda la gracia de vivir el 2013 con amor y decisión para enraizarnos en la fe y para saborear la verdadera paz!

Dios nos bendiga

y la Virgen nos proteja.