Segundo día – Triduo a los Apóstoles Pedro y Pablo

Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios». (Jn 6,68-69)

Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no fue estéril en mí, sino que yo he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. (1 Cor 15, 9-10)

Meditación

Por eso el Señor le dijo a Pedro: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia" (Mateo 16:18), mientras que Él dijo a Ananías de Pablo: "Él es un vaso elegido para mí, para llevar mi Nombre delante de los gentiles y reyes "(Hechos 9:15). ¿Cual nombre? Claramente el nombre que nos ha sido dado, el nombre de la Iglesia de Cristo, que descansa sobre la primera piedra de Pedro. Note que Pedro y Pablo son iguales en prominencia y gloria, y ambos sostienen a la Iglesia. Por consiguiente, la Iglesia confiere ahora un mismo honor a ambos, y los celebra con igual estima. (Gregorio Palamas, Homilia 28. PG 151, 355‑362).

Invocaciones

Tú que rogaste por Pedro para que no se apagara su fe, da firmeza a la fe de tu Iglesia.
Santos Pedro y Pablo, unidos en la gloria del Cielo, rueguen por nosotros.

Tú que, después de la resurrección, te apareciste a Simón Pedro y te revelaste a Saulo, ilumina nuestras mentes para que confesemos tu Resurrección.
Santos Pedro y Pablo, unidos en la gloria del Cielo, rueguen por nosotros.

Tú que elegiste al apóstol Pablo para que anunciara tu nombre a los paganos, haz de nosotros verdaderos apóstoles de tu Evangelio.
Santos Pedro y Pablo, unidos en la gloria del Cielo, rueguen por nosotros.

Tú que misericordiosamente perdonaste las negaciones de Pedro, perdónanos también nuestras culpas y pecados.
Santos Pedro y Pablo, unidos en la gloria del Cielo, rueguen por nosotros.

Padre nuestro,
Ave María,
Gloria al Padre.

Oración
Dios nuestro, que nos llenas de santa alegría con la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, haz que tu Iglesia se mantenga siempre fiel a las enseñanzas de estos apóstoles, de quienes recibió el primer anuncio de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.