Vigilia Eucarística en honor al Sagrado Corazón de Jesús

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús está íntimamente relacionada con la aparición de la Virgen de la Revelación que le dijo a Bruno: “Te han salvado los Nueve Viernes del Sagrado Corazón de Jesús, promesa divina…”. De hecho, durante la aparición del 12 de abril de 1947, la Virgen de la Revelación habló de la devoción al Sagrado Corazón y del “Primer blanco Amor”, la Eucaristía, invitando a todos a “nunca cansarse de estar cerca del Corazón Eucarístico de Jesús”. Inspirándonos en estas palabras, hemos pensado que la mejor manera de terminar el mes dedicado al Sagrado Corazón era realizar una Vigilia Eucarística para calentar el Precioso Corazón de Jesús con nuestro amor, tal como nos instó la Virgen de la Revelación. Fue gracias al padre rector del santuario, el padre Piergiorgio Vitelli, que acogió esta propuesta, que la vigilia pudo realizarse.

Mons. Guido Marini, Maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, presidió la Adoración Eucarística y, durante su meditación, nos invitó a escuchar el Corazón de Jesús que palpita verdaderamente en la Eucaristía. Mons. Marini enfatizó que es posible “escuchar” las palabras del Señor en nuestro corazón durante la Adoración Eucarística en ese hermoso encuentro de amor con el Señor.

El Maestro ha propuesto siete palabras para guiar nuestra meditación. En primer lugar, la fe que está en el centro de nuestra existencia y guía todo lo que hacemos. Entonces, la esperanza que nos permite mirar hacia el futuro, sabiendo que nuestro Señor nos apoya en todo y que algún día tendremos nuestro encuentro definitivo con Él. Luego, la caridad que no es nuestro amor a Dios, sino el amor de Dios que vive en nosotros y que quiere encontrar el mundo entero a través de nosotros. Cuando estamos frente a la Eucaristía estamos frente a la Santísima Trinidad que es Amor. Es este Amor el que está presente y nos sostiene en cada momento de nuestra vida. La cuarta palabra propuesta fue Iglesia - sin Iglesia no hay Jesús. Este solo hecho debería bastarnos para amar a la Iglesia. Luego, reparación: el Corazón del Señor fue abierto con una lanza y nuestros pecados también lo hirieron. Por lo tanto, debemos reparar, como sea posible, por todas esas ocasiones en las que rechazamos el llamado amoroso del Señor para nuestra vida. Finalmente, comunión: ¡estamos llamados a amar como el Señor quiere que amemos para crecer en comunión con Dios y con nuestros hermanos: amar como los santos! El Maestro concluyó su meditación animándonos a amar al Señor con una nueva intensidad porque, como decía San Ignacio de Antioquía, “nada es mejor que Jesucristo”.

La meditación de Monseñor Marini se puede ver aquí (le recomendamos que active los subtítulos en español):

Con las velas encendidas, la asamblea cantó las Letanías al Sagrado Corazón, seguidas del himno al Sagrado Corazón de Jesús. Las velas encendidas fueron un recordatorio de los muchos corazones que arden con el amor de Dios y un símbolo del hecho de que el Sagrado Corazón disipa la oscuridad en nuestras vidas para mostrarnos el camino a vivir la vida con corazones llenos de amor por Dios y por nuestros hermanos.

La vigilia de oración finalizó con un himno a la Virgen de la Revelación que, con sus palabras siempre nos anima: “Vayan a mi Hijo Eucarístico y caliéntenlo con su amor”.

Dios nos bendiga
Y la Virgen nos proteja

 

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