Novena por la Asunción de la Virgen María – Noveno Día

Por tanto, después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces e invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para acrecentar la gloria de esta misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y por la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma de revelación divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste (cfr. Papa Pio XII, Const. apost. Munificentissimus Deus, 1 de noviembre de 1950).

¡Te saludamos, oh, la purisíma Esposa del Espíritu Santo! Virgen sabia que ves nuestras miserias; Reina poderosa que puedes ayudarnos; Madre amorosa que todos nos aman, haznos dignos de tu amor con la imitación de tus virtudes y especialmente de tu caridad, para que algún día podamos ser partícipes de tu gloria inmortal.
Ave María.

Preghiamo.
Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos
a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, te rogamos,
que aspirando siempre a las realidades divinas lleguemos a participar con ella
de su misma gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amen.