Noveno día: Novena al Sagrado Corazón de Jesús

Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan

En el Corazón de Cristo podemos, por tanto, colocar nuestra esperanza. Ese Corazón -dice la invocación- es salvación “para los que esperan en Él”. El Señor mismo que, la víspera de su pasión, pidió a los Apóstoles que tuvieran confianza en Él – “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios; creed también en mí”- hoy nos pide a nosotros que confiemos plenamente en Él: nos lo pide porque nos ama; porque, para nuestra salvación, tiene su Corazón traspasado y sus pies y manos perforados. Quien confía en Cristo y cree en el poder de su amor renueva en sí la experiencia de María Magdalena, como nos la presenta la liturgia pascual: “Cristo, esperanza mía, ha resucitado” (Domingo de Pascua, Secuencia). (Papa San Juan Pablo II, Ángelus del 17 de septiembre de 1986)

El Señor Jesús nos reveló el amor gratuito y universal del Padre. De su corazón traspasado surgió la fuente de toda gracia y bendición.

Dirijamos con confianza nuestras oraciones al Sacro Corazón de Jesús y digamos:

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

 

Oh, Jesús, que quisiste ser traspasado por la lanza para que de tu corazón abierto, al brotar el agua y la sangre, naciera tu esposa la Iglesia,

-haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Jesús, rey y centro de todos los corazones, que con amor eterno nos amas y nos atraes con misericordia,
-renueva tu alianza con todos los hombres.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Jesús, Señor nuestro, en quien habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad,
-haz que participemos de tu naturaleza divina.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Jesús, único maestro, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento,
-danos, mediante la Iglesia, el conocimiento de la multiforme sabiduría de Dios.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Jesús, Hijo de Dios, en quien el Padre se complace,
-enséñanos a escuchar con perseverancia tu palabra.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Jesús, hermano nuestro, de cuya plenitud todos hemos recibido,
-concédenos la abundancia de tu gracia y de tu verdad.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Jesús, salvador nuestro, fuente de vida y de santidad,
-haz que seamos santos e irreprochables por el amor.

Gloria al Padre.

Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo

Oración

Te pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del amor que resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias cada vez más abundantes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.