También este año, a pesar de todas las limitaciones por la emergencia del Coronavirus, surge el dilema: ¿31 de octubre, Halloween o 1 de noviembre, Día de Todos los Santos? ¿Hay algo mal en la fiesta de Halloween? ¿Es acaso compatible con la Solemnidad de Todos los Santos?
Muchos celebran ambos aniversarios sin muchos problemas, pero realmente existe un problema, ¡y es muy grave! Intentamos dar respuesta a la pregunta, mediante una estrecha comparación entre las propuestas de los dos eventos.
La noche de Halloween es la noche de las brujas, los vampiros, los muertos que regresan a la tierra, los fantasmas y demonios, ¡todas entidades que evocan el infierno!
¡En el Día de Todos los Santos, se celebran las almas benditas que habitan en el Paraíso! ¿Quiénes son los santos? Son todos los bautizados que desde esta vida, por el Sacramento del Bautismo, se han hecho hijos de Dios.
¿Quiénes son los condenados? Aquellos que en la vida, voluntariamente y deliberadamente, rechazaron la oportunidad de aceptar la paternidad y la voluntad de Dios.
El 1 de noviembre se celebra la certeza de la Vida Eterna: los santos acogieron a Dios como Padre, renunciando a todas las seducciones del mal. Halloween, por otro lado, honra la seducción y el engaño. Halloween nació de la historia del irlandés Jack, un tramposo y borracho. El alma de Jack vaga desesperada, con una calabaza dentro de la cual hay una vela ardiente que usa como linterna. Él no puede ir al infierno porque con su astucia le arrebató al diablo la promesa de salvarse a sí mismo, pero tampoco puede entrar al Cielo porque rechazó a Dios, llegando a un acuerdo con el mal.
El 1 de noviembre recuerda a los Bienaventurados Paraíso y nos enseña que Dios, por amor, llama al hombre a la vida, dándole un nombre, una identidad y una misión.
Halloween, en cambio, celebra a los enmascarados, porque no tienen identidad.
Los santos han sido marcados con el sello de la Cruz, que certifica la pertenencia a la familia de los hijos de Dios, que aquí en la tierra es la Iglesia militante, mientras que en el Cielo se llama Iglesia triunfante.
Halloween estampa el sello de la calabaza vacía: todo hombre está desapegado, sin pertenecer a algo ni a alguien, está condenado a la soledad.
Los santos visten la túnica blanca, que nos recuerda que Cristo ha revestido al hombre con la gloria de la Resurrección.
Los enmascarados en Halloween, en cambio, visten la túnica negra, lo que indica que el único destino del hombre es la nada. Si alguien todavía se plantea el dilema: 31 de octubre o 1 de noviembre, sepa que las celebraciones de Halloween quieren exorcizar de alguna manera la muerte y el destino que le espera al hombre después de la muerte. En cambio, la Solemnidad de Todos los Santos celebra la vida, porque para el cristiano la muerte es solo una puerta que se abre a la Vida Eterna.
Escojamos, pues, la vida y enseñemos a los niños y a los jóvenes a amar la vida y a seguir el ejemplo de los santos.