Las tentaciones de Cristo

the-temptations-of-christLas tentaciones de Cristo (1480-1482), Botticelli, Capilla Sixtina.

El relato evangélico de las tentaciones de Jesucristo en el desierto de este primer domingo de Cuaresma marca el inicio del itinerario penitencial que nos acompañará hasta la Pascua.

La representación de diablo tentador es, de hecho, muchas veces complicado para los artistas que parece han vacilado entre dos fórmulas opuestas: algunos lo imaginan bajo una forma lo más repugnante posible, en general cubierto de pelos con cuernos sobre la frente, alas de murciélago y pies arqueados; otros, reflexionando que bajo este aspecto el diablo no habría podido engañar a Cristo, lo hacen aparecer bajo un aspecto tranquilizador, disfrazado de ángel o de monje. Es la fórmula que prevalece al inicio del Renacimiento en el arte italiano.

Por tal motivo hemos elegido el fresco de las tentaciones de Cristo realizado entre dl 1480 y el 1482 por Sandro Botticelli en la Capilla Sixtina. Busquemos leer los elementos que componen el fresco.No nos detendremos en la figura en primer plano de un sacerdote listo para el rito de purificación en el templo. Éste es de hecho un episodio funcional que remarca las tentaciones de Jesús colocadas en la banda alta del fresco.

botticelli-01Veamos desde la izquierda: una selva muy obscura y no el desierto del relato bíblico, el demonio vestido con un hábito que no alcanza a esconder las alas de murciélago y las patas de gallina y que se apoya sobre un bastón. Este disimulo evidencia la malicia del diablo, que se disfraza para engañar mejor.

botticelli-01He aquí la primera gran tentación que toma origen del hambre, es decir, de la necesidad material: “Si eres el Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”. Pero Jesús responde con la Sagrada Escritura: “No sólo de pan vive el hombre” (Lc 4, 3-4; cfr. Dt 8, 3).

 

 

La segunda tentación se botticelli-02presenta sobre el pináculo del templo de Jerusalén: es la escena central y vemos al diablo, siempre camuflado, que muestra a Jesús todos los reinos de la tierra y dice: “todo será tuyo si, postrándote, me adoraras”.

Es el engaño del poder y Jesús desenmascara este intento y lo rechaza: “sólo al Señor tu Dios adorarás: a Él sólo rendirás culto” (cfr Lc 4, 5-8; Dt 6, 13).

Dios enfatiza cómo solamente Dios, artífice de la verdad y del amor, es digno de ser adorado.
botticelli-03El tentador propone a Jesús realizar un milagro espectacular: tirarse de los altos muros del Templo y hacerse salvar por los ángeles, así todos habrían creído en Él. Pero Jesús responde que Dios no debe ser puesto a prueba (cfr Dt 6, 16).

 

“No tentarás al Señor tu Dios”. He aquí cómo en la tercera escena Jesucristo hace precipitar al tentador que, desenmascarado, permanece completamente desprovisto del hábito ya agitado. Ello revela claramente el aspecto diabólico; a la espalda de Cristo tres ángeles preparan el alimento sobre una tabla.

El hecho de mencionar cada año el relato de las tentaciones de Cristo en el desierto, la Iglesia pretende invitar a los fieles a identificarse con Cristo y a comprender, como dice el Santo Padre, que “las tentaciones no son un incidente sin importancia, sino el paradigma de nuestra vida: si llevamos en la mente y en el corazón la Palabra de Dios, si ésta entra en nuestra vida, si tenemos confianza en Dios, podemos evitar cada tipo de engaño del tentador”.

Pidamos al Señor ayudarnos a desenmascarar las insidias del demonio e iluminar nuestro camino con la verdad de Su Palabra.