EL SALTO DE LA FE

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EL SALTO DE LA FE

Désde que era pequeña, había provado la senzación extraña e indefinible de algúna cosa que me faltaba, en cualquier cosa que hiciera. También en los mementos más felices de mi vida, sentía esta sensación y no entendía porque, por más que lo pensaba, sufria porque pensaba que era extraña o “anormal”.

Después de mi graducación, recibí propuéstas elentadoras de parte de mi profesor, que me garantizaban un futuro muy brillante, lleno de satisfacciónes, pero aquella senzación se hizo más fuerte dentro de mi. Todas aquellas bellas promesas no me bastaban; mi alma sentía un vacío. Entonces con un gran sufrimiento, me dirigi al Señor, y le pregunte: ¿que cosa quieres de mi?, estoy entre tinieblas, que debo hacer?… a travéz de una intensa oración y la asesoria de un buen sacerdote, logre entender que el Señor me pedía de ponerlo “al principio”, de dejar todo por seguirlo, no obstante que esto significaba renunciar a un futuro seguro, no solo para mi, si no para mi familia.

Jesús me llama a hacer un acto de fe. Tenía miedo, pero con su ayuda comprendí que tener fe, no significa lanzarse al vacio, sin saber que cosa te espera al final. Yo sabía que me lanzaba a los brazos fuertes y seguros de Jesús, de los cuales ningúno me puede separar!.

El 1 de enero de 2003, hice el “Salto de la Fe”, deje todo y entre a la comunidad de las Misioneras de la Divina Revelación. Que alegria, no la puedo describir!.
Finalmente comprendí aquello que me faltaba: era Jesús, hacer todo por Él, con Él y en Él!, en Él encontré el verdadero sentido de la vida!.

Désde el 1 de enero de 2003, ya no me falta nada, mi alma reposa en Él, está completa y llena de alegria.

Le doy gracias al Señor por el don de la vocación religiosa y le pido por todos los jovenes llamados como yo a seguirlo más de cerca, no tengan miedo a seguirlo y a lanzarse entre sus brazos.
Al dejar las cosas del mundo, no se pierde nada, pero lo que se recibe a cambio es más grande, inmenso, total, de modo que en comparación todo lo demas desaparece.
No tengan miedo! Si sienten la llamada de servir al Señor, no tengan miedo de responderle “si”, tengan fe y encontrarán la verdadera vida!.

Hermana María Priscila.