11 de febrero de 2025
Con gran alegría hoy celebramos el 24 aniversario de nuestro nacimiento como Misioneras de la Divina Revelación y nuestro corazón están lleno de gratitud por todos los dones que el Señor nos ha donado en este tiempo. Han pasado apenas unos años y sin embargo parece mucho tiempo por todo lo que el Señor ha hecho por nosotros, una pequeña Comunidad, pero con el deseo de ser “grande” en el Amor hacia Dios y hacia el prójimo.
Fuertes en la Palabra de Dios “lo que el mundo tiene por débil, Dios lo ha eligió para confundir a los fuertes; … lo que no vale nada, Dios lo ha eligió para aniquilar a lo que vale” (1 Cor 1,27b-28) para hacer resplandecer las obras por Él realizadas y “así, nadie pueda gloriarse delante de Dios” (1 Cor 1,29), seguimos adelante en nuestra misión, tratando de hacer no nuestra voluntad, sino la Voluntad de Dios que se manifiesta a través de la obediencia a la Autoridad eclesiástica. Esta ha sido siempre nuestra manera de proceder y el Señor nos ha guiado hasta donde ahora hemos llegado.
Teniendo siempre presente el lema de San Francisco de Sales “no pedir nada y no rechazar nada”, el pasado mes de octubre nuestra querida Madre M. Rebecca fue llamada a dirigir la Opera Romana Pellegrinaggi. Humanamente hablando no fue fácil decir sí, pero en el espíritu de fe se aceptó este nombramiento como un servicio más que la Iglesia nos confía para ayudar a muchas almas a encontrar al Señor Jesús o a redescubrirlo.
Caminamos día tras día sembrando en el “campo” de la Iglesia, sembrando con manos llenas como el sembrador de la parábola (ver Mc 4,1-20) y como la Sembradora del sueño de nuestra amada fundadora Madre Prisca.
¡Que este Año Jubilar traiga muchos frutos de conversión para nosotros y para todas las almas que el Señor nos permitirá encontrar!
Dios nos bendiga
Y que la Virgen nos proteja.
Las Misioneras de la Divina Revelación