Novena por la Asunción de la Virgen María – Sexto Día

Los doctores escolásticos vieron indicada la Asunción de la Virgen Madre de Dios no sólo en varias figuras del Antiguo Testamento, sino también en aquella Señora vestida de sol, que el apóstol Juan contempló en la isla de Patmos (Ap 12, 1s.). Del mismo modo, entre los dichos del Nuevo Testamento consideraron con particular interés las palabras «Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres» (Lc 1, 28), porque veían en el misterio de la Asunción un complemento de la plenitud de gracia concedida a la bienaventurada Virgen y una bendición singular, en oposición a la maldición de Eva. (cfr. Papa Pio XII, Const. apost. Munificentissimus Deus, 1 de noviembre de 1950).

Adoramos, oh gran Madre de Dios, tu gloriosa Asunción al Cielo. Acompañada por los coros angelicos, subiste a un noble triunfo y, por medio del Unigénito, Hijo tuyo, fuiste elevada al trono de gloria más sublime. Aléjate de este mundo y captura nuestros corazones contigo, y déjanos humillarnos aquí en la tierra, para poder ser exaltados contigo en el cielo.

Ave María.

Preghiamo.
Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos
a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, te rogamos,
que aspirando siempre a las realidades divinas lleguemos a participar con ella
de su misma gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amen